jueves, 24 de marzo de 2016

Café del Mar II

 


Cuando en la era del pleistoceno escuchaba la música del café del mar, me gustaba porque me transportaba en mi mente a lugares bellos y paradisíacos...

El otro día, caminando por copacabana, decidimos sentarnos en un bar bonito de maderas piedritas y flores. Mi sorpresa fue cuando me di cuenta en algún titulo de la carta, que estábamos ni mas ni menos, en el Café del Mar de Rio de Janeiro. Y desde ahi vi todo como en un flash: la fortaleza del pasado, lo fugaz del presente y la levedad del futuro. Este laberinto de la vida siempre te da sorpresas.

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